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Plantas Medicinales para infecciones respiratorias

Conoce en 1001 Plantas Medicinales, estas imperdibles y saludables plantas medicinales para tratar infecciones respiratorias. 

Plantas Medicinales infecciones respiratorias

Plantas Medicinales para infecciones respiratorias

Para evitar una infección respiratoria, el primer paso es no exponerse a factores de riesgo, seguir una alimentación rica en vitaminas y minerales y hacer ejercicio. Pero si ya estás inmerso en un proceso gripal, hay remedios naturales que te ayudarán: las plantas medicinales con efectos bactericidas, anti-virales y antisépticos. 

Insistiremos en el gran efecto positivo de las técnicas de hidroterapia como los vahos, con la única contraindicación, pendiente de confirmar, de los verdaderos casos de virus tipo covid. 

Brotes de pino silvestre. Ricos en un aceite esencial de acción febrífuga, antiviral y expectorante, son muy adecuados ante infecciones del tracto respiratorio (faringitis, laringitis, traqueítis, sinusitis y gripe). Se suelen combinar con otras plantas. 

Ulmaria. Contiene salicilato de metilo, de virtudes antipiréticas y analgésicas. Ayuda a bajar la fiebre gripal y alivia el dolor y la sensación de congestión generalizada. 

Llantén y otras plantas contra la tos. En sí misma, la tos no es mala, pues es la forma que tiene el sistema respiratorio de expulsar. Pero cuando se vuelve constante e improductiva, hay plantas que ayudan a expectorar con fluidez como el tusílago, el gordolobo y el helenio, así como plantas mucilaginosas como el malvavisco, el musgo de Islandia y el llantén, que impiden que las mucosas de la laringe y la faringe se irriten y se produzca la tos. 

Mirto, un antibiótico natural. Las duras hojas de este arbusto mediterráneo, conocido también como arrayán (Myrtus communis), contienen un aceite esencial de fuerte acción antibiótica y antiséptica (se compara a la de la penicilina). Es muy eficaz en rinitis alérgicas, anginas, sinusitis, faringitis, laringitis y bronquitis, así como en procesos asmáticos leves. Se toma en infusión o bien en vahos, cuando hay congestión, y produce una agradable sensación de alivio.

Ayudas naturales contra la sinusitis 

Es una inflamación de la mucosa que recubre los senos paranasales. Su origen suele ser un foco inflamatorio en la nariz, y los síntomas incluyen dolor de cabeza, tos o fiebre. El Dr. Pros nos aconseja, en su obra Mocos fuera, una higiene nasal completa, para evitar lo que él denomina «sinusitis silenciosa». 

5 remedios naturales para la sinusitis 

Conviene tomar medidas encaminadas al tratamiento de fondo, sobre todo si una sinusitis dura más de tres semanas. Entre las más importantes: 

Eliminar alimentos que producen mucosidad, sobre todo la leche y sus derivados. Se producen grandes mejoras con este cambio. 

Practicar ducha nasal con suero fisiológico o agua ligeramente salada.

Aplicarse paños de agua caliente sobre la cara varias veces al día, durante 15 minutos cada vez; alivia los síntomas ya que favorece el drenaje e incrementa el flujo sanguíneo en la zona. 

Hidratación, imprescindible: con agua, infusiones y zumos de fruta. 

Inhalación de vahos, añadiendo al agua plantas medicinales mucolíticas como las tradicionales (romero, eucalipto, pino, ciprés) o bien unas gotas de aceite esencial de árbol del té. 

Vacunas naturales para hacer frente a la gripe 

El riesgo de sufrir un resfriado, una gripe o sus complicaciones se puede prevenir con estas cuatro ayudas que nos brinda la fitoterapia. 

Equinácea. La equinácea (Echinacea purpurea y E. angustifolia) estimula la actividad del sistema inmunitario y es uno de los mejores recursos naturales para potenciar la inmunidad. Diversos estudios han probado su capacidad para activar la formación de células T (linfocitos) y de potenciar la actividad de glóbulos blancos o leucocitos, incluidos los neutrófilos, encargados de eliminar los agentes patógenos. (Más sobre la equinácea en los números 446, 466 y 489). 

Shiitake. Los polisacáridos del shiitake (Lentinus edodes) fortalecen la inmunidad en general (sobre setas y sistema inmunitario, ver Int. 492). 

Astrágalo. La raíz de astrágalo (Astragalus membranaceus) combate las infecciones y es un gran adaptógeno de la Medicina Tradicinal China contra las infecciones respiratorias y digestivas. Se toma en decocción (junto con otras plantas que atenúen su sabor amargo) o bien en comprimidos o cápsulas. 

Ajo. El ajo (Allium sativum) contiene moléculas como la aliína que, junto con el selenio, el silicio o el hierro, le dan una enorme potencia terapéutica. Es antioxidante y el antibiótico natural más conocido y reconocido. 

Lo podemos tomar fresco (3-4 dientes al día), vigilando el sabor y el aliento que deja. Puede tomarse también en cápsulas o en extracto líquido (50 gotas al día, en tres tomas, con zumo o agua). 

El ajo negro es un mundo aparte, igualmente interesantísimo, y tiene la ventaja de poderse comer sin problemas. Hoy puede encontrarse incluso macerado en jugo de limón. 

Jengibre. El jengibre (Zingiber officinale) tomado fresco tiene excelentes propiedades antisépticas, calma la tos y alivia los problemas respiratorios que acompañan a la gripe y los resfriados. 

En caso de infección se recomienda machacar un diente de ajo, rallar un trozo de jengibre fresco de tamaño similar y exprimir el zumo de un limón. Se añade una taza de agua caliente y miel al gusto y se toman tres tazas al día. Sus efectos son inhibitorios de la agregación plaquetaria (mayores que el ajo o la cebolla), efectos antifúngicos, carminativos (eliminan el gas intestinal) y espasmolíticos del tracto intestinal. 

Cebolla. La cebolla (Allium cepa L.) contiene un aceite volátil que ejerce un efecto desinfectante, antibiótico y antivírico. Así que, tanto de forma preventiva como terapéutica, vale la pena añadirla a las ensaladas. También ejerce un efecto expectorante, por lo que se recomienda colocar unas rodajas en un plato junto a la cama del paciente griposo, para aliviar la tos.

Su actividad bactericida es efectiva esencialmente en la cebolla cruda, pero si su sabor resulta muy fuerte se puede tomar con miel, o beberla fuera de las comidas mezclada con zumo de naranja. Para evitar el mal aliento se puede masticar una ramita de perejil. 

Grosellero negro. El grosellero negro (Ribes nigrum) es una de las mejores fuentes de vitamina C. En jugo fresco es sudorífico y útil para tratar la fiebre. 

Nutrientes que refuerzan el sistema inmunitario 

Vitamina A. En caso de infección, una gran cantidad de esta vitamina desaparece a través de la orina, por eso sus necesidades aumentan en este caso. El Dr. Pablo Saz nos recuerda también que el betacaroteno o provitamina A estimula además la síntesis y secreción de factores químicos linfocíticos como el interferón y la interleucina, importantes también en la inmunidad. La mejor fuente de betacaroteno es el zumo fresco de zanahoria. Es importante también cuidar la flora intestinal, tomando probióticos, como lactobacilos (yogur) o alimentos fermentados. 

Zinc. El zinc es un mineral que interviene en más de 200 reacciones químicas que se producen en el organismo. Además de ayudar a regular los niveles de azúcar en la sangre, estimula la producción de linfocitos, por lo que resulta útil para combatir los virus. 

El zinc se encuentra en muchos alimentos, pero su absorción es limitada, aunque mejor si procede de los de origen vegetal. Las semillas de calabaza son una buena fuente de zinc, así como las lentejas, el germen de trigo, el pan integral, el queso y la avena. 

Vitamina C. Protege al organismo frente a las infecciones, ya que refuerza la inmunidad. Su efecto inmunoestimulador actúa a varios niveles: Aumenta la producción de leucocitos. Incrementa los niveles de interferón. Potencia las respuestas inmunes mediante anticuerpos. Incrementa la secreción de hormonas tímicas y aumenta la integridad del tejido conectivo 

Las naranjas, los cítricos, el kiwi y la col son buenas fuentes de vitamina C.

Magnesio. El magnesio tiene acción estimulante de la función linfocitaria, además de producir un incremento en la secreción de interferón e interleucina. Por ello es útil para reforzar las defensas del organismo y evitar la gripe. Precaución: posee un alto poder laxante. 

Hoy se valora igualmente la importancia de todo un conjunto de antioxidantes, destacando asimismo las vitaminas D y K. 

Vivir sin resfriados… y sin acudir a la farmacia 

Aparte del reposo y la hidratación, hay formas de calmar los molestos síntomas de los catarros sin efectos secundarios. No hace falta recurrir a los preparados farmacéuticos –muchos de ellos con efectos secundarios poco deseables– para calmar y superar un resfriado. Podemos atajarlo con tisanas, extractos, gotas, infusiones o cataplasmas. Así que, junto al inconmensurable limón, y junto a todos los consejos citados, recordemos: 

Tisana descongestionante. Mezcla que combina, a partes iguales, flor de saúco, hojas de pulmonaria, raíz de malvavisco y musgo de Islandia (las dos últimas mucolíticas). Se hierve una cucharada sopera de la mezcla por vaso de agua durante 2-3 minutos, se filtra y se deja reposar diez más. Se pueden tomar tres tazas al día, mejor en ayunas, con miel de tomillo. Esta tisana ayuda a combatir la infección, suaviza las vías respiratorias para evitar que se irriten y elimina la mucosidad. 

Extracto de propóleo. Recurso clásico muy efectivo para las infecciones respiratorias. Se encuentra en extracto líquido (3 o 4 gotas disueltas en zumo de limón) o bien en caramelos, cuando hay tos. Jarabe de espino amarillo. Se pueden tomar en jarabe unas 3 cucharadas soperas al día. Los frutos de espino amarillo aportan vitamina C, mucílagos y carotenoides. 

Infusión con pino. Para la tos y el resfriado hervir 30 g de yemas de pino (o unas gotas de aceite esencial) en un litro de agua. Dejar enfriar antes de filtrar. Beber de 3 a 5 tazas al día. En caso de sinusitis y problemas bronquiales preparar con dos cucharadas de la planta en un litro de agua en ebullición. También se pueden preparar con unas gotas del aceite esencial (no recomendable en embarazo, lactancia y niños menores de seis años). Se coloca la cabeza sobre el recipiente y se inhalan los vapores.

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